Hongos con psilocibina

Clasificación botánica

Los hongos que contienen psilocibina pertenecen principalmente a los géneros Psilocybe, Stropharia, Copelandia y Panaeolus. Los hongos de otros géneros contienen cantidades residuales de psilocibina y tienen una utilidad limitada como sustancias psicotrópicas. En general, estos hongos son pequeños, de tonalidades marronáceas o con olor a óxido, y pueden confundirse fácilmente con especies no comestibles o incluso tóxicas, lo que hace que su recolección en estado salvaje pueda resultar sumamente peligrosa.

A menudo se ha afirmado, erróneamente, que los hongos que contienen psilocibina presentan un color azul cuando se machacan, debido a la oxidación. En contraste, los hongos amarillos tienden a volverse verdes. Sin embargo, el color azul no garantiza la presencia de psilocibina, ya que la psilocina también puede teñir el agua en la que se disuelve.

Psilocybe caerulescens “derrumbes”

Al igual que otras especies del género, Psilocybe caerulescens es saprófita (Guzmán, 1983; Stamets, 1996), contribuyendo a la degradación de materia orgánica en los suelos y al reciclaje de nutrientes en los bosques donde crece. Esta especie forma parte de la diversidad fúngica de México y de gran parte del continente americano (Guzmán, 1983). Culturalmente, es una de las especies alucinógenas más importantes en México, utilizada en ceremonias religiosas prehispánicas por algunos grupos indígenas del estado de Oaxaca (Guzmán, 1983). Además, podría identificarse con el teonanácatl de los aztecas, mencionado por Sahagún (Stamets, 1996). Su distribución en México incluye bosques subtropicales en los estados de Oaxaca, Puebla, Veracruz y Michoacán. Estatus: Amenazada.

Psilocybe cubensis, “San Isidros”

Psilocybe cubensis es el nombre científico de una especie de hongos psilocibios conocidos por sus propiedades enteógenas, resultado de las sustancias químicas que contienen, principalmente psilocina y psilocibina. Son considerados cosmopolitas y pueden alcanzar entre ocho y quince centímetros de altura. Los sombreros tienen un diámetro de dos a ocho centímetros, comenzando con una forma campanulada y luego volviéndose convexos o planos. Los colores varían desde blanco casi puro con una mancha dorada en el centro hasta café claro con una mancha anaranjada. Las esporas son de color café púrpura. Los tallos son huecos, de colores blancos cremosos o amarillos amarronados. Cuando se dañan, los hongos adquieren un color azul verdoso debido a la exposición de la psilocibina al aire. Un anillo blanco membranoso y resistente se forma cuando están completamente desarrollados, que posteriormente se torna negruzco.

 

Psilocybe mexicana “pajaritos”

Conocida en México como «pajarito», esta especie es una de las primeras en las que Albert Hofmann aisló los componentes activos, psilocibina y psilocina, en 1958. Es famosa por sus características psicotrópicas y ha sido utilizada tradicionalmente en rituales en América del Norte durante al menos 2,000 años. En la cultura azteca, era conocida como teonanácatl, una palabra del náhuatl que se traduce como “seta de dios” o “carne de los dioses”.

Los principios activos más importantes (psilocibina y psilocina) constituyen aproximadamente el 0,003% del hongo en estado natural y alrededor del 0,3% una vez seco.

Historia y etnobotánica

El uso de hongos alucinógenos en las culturas americanas se remonta a al menos 4,000 años, aunque los registros escritos comenzaron a aparecer tras la conquista española del Nuevo Mundo. Estos rituales y hallazgos arqueológicos son especialmente significativos en las culturas mesoamericanas. Sin embargo, también existen antiguas pinturas en el norte de Argelia que sugieren que los hongos fueron utilizados allí hace entre 5,000 y 7,000 años. Un hallazgo notable es el del hombre de hielo de los Alpes, Ötzi, quien llevaba en su bolsa un hongo de la especie Polyporus, que inicialmente se pensó que utilizaba como yesca para encender fuego. No obstante, los análisis del hongo mostraron la presencia de compuestos similares al LSD, lo que ha llevado a sospechar que Ötzi podría haber sido un chamán, poseedor de conocimientos sobre plantas y hongos mágicos, y posiblemente el primer médico o curandero registrado en Europa.

También se han encontrado escritos de misioneros jesuitas en la Amazonía peruana que describen una bebida alucinógena hecha con un “hongo de árbol”, mezclado con una membrana rojiza encontrada en los mismos árboles. Se ha especulado que este hongo podría ser Psilocybe yungensis.

Los registros más abundantes provienen de la cultura azteca. Los mazatecas, zapotecas, mixtecas y otros pueblos del actual México han utilizado hongos alucinógenos, que recibieron numerosos nombres, generalmente positivos. La cultura mixteca, por ejemplo, venera a Pilzintecuhtli, representado por siete círculos y una flor, considerado el dios de las plantas visionarias. Los aztecas veneraban a Xochipilli, el príncipe de las siete flores y dios de los sueños y las flores, descrito en el estado de trance inducido por los hongos sagrados.

Los registros históricos sobre el uso tradicional de hongos alucinógenos en culturas mesoamericanas se remontan a bajorrelieves del siglo XX a.C., indicando que hace más de 3,000 años existía una religión que incluía el uso de estos hongos en sus rituales.

 

Entre los aztecas, mayas y otros pueblos de México y Mesoamérica, los hongos alucinógenos eran comúnmente conocidos como carne de los dioses (teonanacatl). Los conquistadores españoles documentaron su uso, señalando que inducían visiones y provocaban una sensación de ligereza del corazón. La Inquisición se opuso a estas prácticas, no tanto por el daño físico, sino por los mensajes que podrían recibir durante las ceremonias rituales.

Fray Bernardino de Sahagún y el médico Francisco Hernández del siglo XVI escribieron sobre el teonanacatl, que significa “hongo maravilloso” o “carne de los dioses” en náhuatl. Sin embargo, también es posible que se refirieran a una sustancia que se confundió con hongos, pero que en realidad eran botones secos de peyote.

Sahagún describe cómo, durante las fiestas, los hongos eran consumidos con miel después del atardecer, induciendo visiones de guerra, riqueza, adulterio y otros estados. Los participantes compartían sus visiones después de que los efectos de los hongos disminuían.

El padre dominico Diego Durán relata una fiesta de casamiento de Moctezuma II en la que se consumieron hongos rojos traídos por un indio llamado Juan Chichiton, causando un estado de embriaguez general y una gran idolatría.

Hoy en día, bajo el nombre de teonanacatl, todavía se utilizan especies de hongos que crecen sobre excrementos de vaca.

La difusión del uso de estos hongos se vio impulsada por Gordon Wasson y su esposa Valentina Pavlovna, quienes viajaron a Oaxaca en busca de información sobre el uso tradicional de los hongos mágicos. En 1955, encontraron a María Sabina, una curandera que reveló los secretos de los hongos mágicos. El reportaje sobre la experiencia de Wasson, publicado en la revista Life, alcanzó a millones de personas y despertó un gran interés en los hongos mágicos.

El interés en estos hongos también se extendió a la CIA, que, en busca del “suero de la verdad”, investigó sustancias que pudieran debilitar la fortaleza de los interrogados, incluyendo los alcaloides de los hongos mexicanos, bajo el proyecto Artichoke. En 1956, en el segundo viaje de Wasson, la CIA envió hongos secos a Albert Hofmann, quien ya había sintetizado el LSD-25. Hofmann aisló y denominó la psilocibina y la psilocina, encontrando una similitud química con el LSD debido a la presencia del mismo núcleo indólico con una sustitución en la posición 4.

La psilocibina, al igual que la mescalina, recibió la atención de muchos médicos en la década de 1960. El psiquiatra Timothy Leary, conocido por su trabajo con la psilocibina y la rehabilitación de presos, y el escritor Aldous Huxley, autor del influyente libro Las puertas de la percepción, jugaron papeles destacados en el movimiento de la contracultura y en la popularización de los hongos mágicos.

Composición química

Los hongos alucinógenos contienen principalmente psilocibina, psilocina, baeocistina y norbaeocistina, todos alcaloides con un núcleo indólico similar a la serotonina. La psilocibina, que se convierte en psilocina en el cuerpo, es menos activa que la psilocina, pero más estable. La concentración de estos compuestos varía entre especies y hongos individuales.

Efectos

Los efectos son similares al LSD, pero de menor duración. Se recomienda masticar los hongos y mantenerlos en la boca para una absorción rápida. Los efectos comienzan en 10-30 minutos, alcanzan el máximo en 1-1.5 horas y duran aproximadamente 4-7 horas. Los efectos incluyen bostezos, náuseas, descoordinación muscular, y sensaciones de ligereza y placer. También se observan dilatación de pupilas, boca seca, y aumento de temperatura y ritmo cardíaco.

Preparación y dosificación

Los hongos se pueden consumir frescos o secos. La dosificación recomendada es de unos 3g de hongos secos, equivalente a aproximadamente 10mg de psilocibina o psilocina. Dosis mayores a 10g ofrecen experiencias similares al LSD. Los hongos pueden ser conservados frescos, congelados o secos.

Riesgos y efectos secundarios

Pueden causar náuseas, vómitos, ansiedad y mal viajes. Los efectos psicológicos negativos como paranoia y desorientación pueden ocurrir, especialmente en individuos con predisposición. Los flashbacks son posibles, pero no se ha registrado ninguna muerte fatal en estudios realizados, aunque confundir los hongos con especies tóxicas es un riesgo importante.

 

Fuentes:

Guía de las plantas psicoactivas; historia, usos y aplicaciones. Dr..J.L. Berdonces

Las especies del género Psilocybe conocidas del Estado de Oaxaca, su distribución y relaciones étnicas, Ramírez-Cruz, Virginia; Guzmán, Gastón; Ramírez-Guillén, Florencia Revista Mexicana de Micología, núm. 23, 2006, pp. 27-36

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