Historia y etnobotánica
Los registros sobre el uso de la adormidera y el opio como medicina son muy antiguos. Los sumerios ya la cultivaban en Mesopotamia en el cuarto milenio a.C., donde la llamaban Hul Gil (planta de la alegría). Además, se tiene constancia de un comercio entre Egipto y la isla de Chipre en el segundo milenio a.C., durante el reinado de faraones como Thutmosis, Akenatón y Tutankamón. En el palacio de Asurbanipal II en Nimrud, durante el periodo asirio (879 a.C.), hay un bajorrelieve que muestra a una persona portando un manojo de flores de opio.
Se cree que la adormidera tiene su origen en el Oriente Próximo y que posiblemente se difundió a través de Asia con las tropas de Alejandro Magno, siendo muy valorada por médicos árabes y persas. Para el siglo VI a.C., textos griegos ya describían las propiedades medicinales del opio. Fue una de las primeras medicinas empleadas por el hombre civilizado, mencionada en los escritos de Teofrasto (370-286 a.C.), y en esa época solía provenir de Asia Menor. El opio egipcio, o "thebaico" (de la ciudad de Tebas), es conocido como una droga medicinal desde el siglo VI d.C. Durante la Edad Media, la cultura árabe ayudó a difundir su uso como planta medicinal. La palabra opio deriva del griego "opos", que significa jugo.
El médico más importante de la época romana, Aulus Cornelius Celsus (Celso), también utilizaba el opio en sus tratamientos, elaborando píldoras con alcoholatura de las hojas y uvas pasas para inducir el sueño, calmar los dolores de oído y tratar cólicos. En Roma, existían cerca de 800 tiendas dedicadas a su venta, y el impuesto sobre su distribución representaba el 15% de los tributos totales de la ciudad, siendo tan popular como la aspirina lo es hoy en día.
Es probable que los mercaderes árabes introdujeran el opio en China en los primeros siglos de nuestra era. Hacia finales del primer milenio, su uso y cultivo se extendieron principalmente en India y China. La dinastía mongol en India estableció un monopolio sobre el cultivo y comercio del opio.
Con la colonización del Medio y Lejano Oriente, el comercio del opio se expandió a gran escala. El portugués Alfonso de Alburquerque, conquistador de Malaca, escribió al rey de Portugal a principios del siglo XVI: "Encargaré adormideras... para sembrarlas en los campos de Portugal y confeccionar opio... los campesinos ganarán mucho dinero, como en la India". Así se inició un lucrativo negocio que despertó la envidia de otras potencias coloniales. En 1619, los holandeses establecieron en Yakarta un puerto franco para las exportaciones de opio, generalmente adquirido en Bengala. Para finales del siglo XVIII, comerciaban con más de 70 toneladas de opio anuales, representando casi una tercera parte del valor de las mercancías exportadas desde este puerto.
Los ingleses tampoco se quedaron atrás en el comercio del opio, ya que dominaban las zonas productoras de Bengala, Bombay y Calcuta. En estas regiones, la producción de opio estaba controlada por sindicatos de comerciantes indios, lo que se convirtió en una fuerte competencia para la British East India Company. Con la ayuda del Imperio Británico, esta empresa logró monopolizar el comercio del opio, conquistando Bengala en 1764 y aboliendo el sindicato indio del opio en Patna en 1773. Esto impulsó la producción y, para finales del siglo XIX, más de un millón de agricultores estaban registrados como cultivadores de opio solo en Bengala.
Los impuestos recaudados por el monopolio del opio eran considerables, representando entre el 15 y 25% de los ingresos totales de potencias coloniales como Portugal y Holanda, y hasta el 50% de los ingresos británicos, vitales para mantener las colonias. Esto hacía que los criterios morales fueran irrelevantes en ese momento, priorizándose el cultivo y consumo del opio por intereses económicos y políticos, lo que agravó el problema a largo plazo. Es importante reconocer esta hipocresía histórica en comparación con las normas actuales.
En 1729, el emperador Yung Cheng de la dinastía Qing en China emitió un edicto prohibiendo el consumo de opio, lo que generó un problema comercial, especialmente a partir de 1770 cuando los ingleses tomaron control del negocio, logrando ganancias de más del 400%. Aunque el opio ya era un problema en China, las potencias coloniales, incluyendo a holandeses, portugueses y británicos, incrementaron su introducción. Inicialmente, la competencia se centraba en el opio importado de Malwa (portugués) y de Bengala (inglés). Con el edicto de Yung Cheng, el opio se volvió ilegal en China, pero los traficantes ingleses continuaron su comercio desde Bengala a los puertos del sur de China, secuestrando incluso a mandarines chinos. Esta situación duró varias décadas.
En 1838, el emperador de China reforzó la prohibición sobre el opio, imponiendo la pena de muerte a los traficantes nativos. Las medidas restrictivas continuaron y, en 1839, el gobernador de Cantón, Lin Ze Xu, pidió a los ingleses detener las importaciones ilegales de opio, que ya ascendían a 1000 toneladas anuales. Los ingleses se negaron y, tras un embargo temporal, surgió un acuerdo para restablecer el comercio, pero sin importar más drogas ilegales. No obstante, el opio seguía siendo el único producto que equilibraba la balanza comercial, ya que China exportaba porcelana, té y vajillas, pero no importaba ningún bien comparable.
En 1842, estalló la primera guerra del opio después de que el gobernador Lin obligara a destruir 3 millones de libras de opio. Este incidente llevó a la invasión británica de puertos chinos, resultando en el Tratado de Nanking, que obligó a China a ceder Hong Kong y varios puertos comerciales a los británicos. A pesar de ello, el opio siguió siendo ilegal en China.
Durante el auge del imperialismo colonial, China firmó acuerdos comerciales con americanos y franceses. Esto llevó a los ingleses a exigir la legalización del opio y la eliminación de tarifas aduaneras. Las negociaciones culminaron en la segunda guerra del opio en 1858, obligando a China a legalizar el comercio de opio, aunque los chinos terminaron pagando más por el opio importado que por el local. Esta situación duró un siglo, conocido en China como el "siglo de la vergüenza". Curiosamente, la producción interna de opio en China creció tanto que el país pasó de ser importador neto a principal exportador mundial.
Las propiedades medicinales de la adormidera han variado a lo largo de la historia, pero su efecto sedante y analgésico ha perdurado. La morfina, un opioide, es hoy en día el analgésico más potente, ampliamente utilizado en tratamientos para el cáncer debido a su capacidad para inducir euforia y reducir miedos, aunque es altamente adictiva. La codeína, otro derivado del opio, se utiliza principalmente como antitusivo y analgésico, mientras que la papaverina, otro alcaloide, es empleada en medicina por su efecto relajante muscular, especialmente en casos de espasmos intestinales o cólicos.
En la actualidad, el 80% de las plantaciones de adormidera se encuentran en Birmania y Afganistán. Según el Programa de Control de Drogas de la ONU, existen cerca de 300,000 hectáreas dedicadas a su cultivo, produciendo cerca de 5000 toneladas de opio al año.
Composición Química y Alcaloides del Opio
El opio contiene una variedad de alcaloides, con más de 25 identificados hasta la fecha. Los más conocidos son los derivados del grupo del fenantreno, como la morfina (hasta el 20% de los alcaloides), la codeína y la tebaína. Otros alcaloides como la papaverina pertenecen al grupo de la isoquinolina, y tienen aplicaciones terapéuticas específicas, como la relajación muscular.
El látex que produce la planta inmadura de la adormidera contiene una alta concentración de morfina (10-15%), además de otros componentes como la papaverina y la noscapina. Estos alcaloides se agrupan en dos principales categorías: los fenantrénicos, que incluyen la morfina y la codeína, y los isoquinolínicos, que no afectan directamente el sistema nervioso central.
Efectos del Opio
El opio es conocido principalmente por sus efectos analgésicos, que no solo alivian el dolor, sino que también inducen una sensación de relajación y euforia. A nivel fisiológico, los alcaloides del opio estimulan los sistemas dopaminérgicos del cerebro, lo que provoca efectos como depresión respiratoria, contracción de las pupilas, náuseas y estreñimiento. Los efectos del opio fumado duran aproximadamente cuatro horas.
Además, el consumo de opio está relacionado con la activación de los receptores opioides en el sistema nervioso central, que interactúan con péptidos opioides endógenos del cuerpo humano. Estos receptores (mu, kappa, delta, entre otros) modulan la percepción del dolor, la respuesta al estrés y la recompensa natural del cerebro, lo que explica el potencial adictivo del opio y sus derivados.
Preparación y Uso Medicinal
El opio se recolecta mediante incisiones en las cápsulas inmaduras de la adormidera, lo que libera un látex que se seca y se transforma en una resina oscura. A partir de este látex se pueden preparar varios productos medicinales, como el láudano, una tintura utilizada ampliamente en la medicina hasta hace menos de un siglo. El láudano contiene alrededor de un 1% de morfina y se ha usado históricamente para tratar diversas dolencias, desde el dolor hasta la tos.
Situación Actual y Producción Mundial
Hoy en día, la mayor parte de la producción mundial de opio se concentra en países como Afganistán y Birmania, donde las plantaciones de adormidera cubren casi 300,000 hectáreas, produciendo aproximadamente 5,000 toneladas de opio al año. Estos cultivos tienen un impacto significativo en la economía y la política de las regiones productoras, donde el control del comercio de opio ha sido motivo de conflicto durante siglos.
Fuente:
Fuente: Guía de las plantas psicoactivas; historia, usos y aplicaciones. Dr..J.L. Berdonces